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sábado, junio 11, 2016

La vivencia OVNI y la percepción inconsciente

OVNIs sobre la Casa Blanca en 1952.
Uno de los eventos más espectaculares
y al mismo tiempo inexplicables para los escépticos,
mantiene su misterio hasta hoy.


Respuesta algo extensa a un comentario en otra nota en relación a los OVNIs que, creo, merece su propia nota.

Comentario:


Pero si se fija, usted también está proyectando sus fantasías, por ejemplo la de que son "seres inimaginablemente inteligentes".
Para viajar en naves espaciales no hace falta ser "inimaginablamente inteligentes", el boludo ser humano ya lo hace -y sólo 65 años después del avión de los hermanos Wright- :D




Cuando uno conoce a una persona recibe múltiples impresiones de ella; están las impresiones visuales, auditivas... es decir, las impresiones provenientes de los sentidos. Pero... esto es todo?
Existen otras percepciones sobre esa persona que al momento pueden – o no – ser conscientes.
Es decir, captamos mucho más de lo que creemos. Y esto sucede porque nuestro cerebro funciona de una manera bastante similar al resto del cuerpo... ¿de cuántas funciones corporales somos realmente conscientes? Aceptamos fácilmente que la fisiología es algo que “nos sucede mientras hacemos otra cosa” pero no estamos tan dispuestos a pensar lo mismo respecto a nuestro órgano con privilegios especiales, el cerebro. Pretendemos que nuestro consciente es mucho más omnisciente de lo que es realmente.

Así entonces, cuando nos presentan a alguien, la radiografía que hacemos es mucho más profunda de lo que nosotros mismos creemos. Si tales radiografías no se hacen conscientes al momento, luego intentarán pasar al ámbito consciente vía sueños.
Pero muchas veces esas impresiones sí pasan directamente al consciente, sobre todo si la persona está atenta, sensible. Generalmente ese fenómeno es llamado “primera impresión”. Por supuesto, también existen las falsas primeras impresiones que no son más que proyecciones del pensamiento.
¿Cómo podemos diferenciar a la verdadera primera/profunda impresión de las proyecciones?

Hay maneras.

La primera es que las proyecciones están precargadas con nuestras viejas y conocidas emociones. Al ser una proyección surgida de nuestros depósitos tela-de-arañosos, tienen un aroma ya conocido. A veces incluso ya hemos arrojado la misma proyección sobre otras personas.
Pero la percepción real de alguien diferente viene acompañada del aroma de lo nuevo. Y esto sucede invariablemente, porque no hay dos personas iguales.
Puede que una persona sea similar a otra y rápidamente asimilemos la imagen guardada del primero sobre el segundo... el fenómeno es igual: las impresiones ya conocidas, respiramos de nuevo el viejo aroma.
Pero el descubrimiento total de alguien nuevo nos empapa de descubrimiento.
Y mientras más exótica sea la persona que acabamos de conocer, más diferentes serán las sensaciones. No será lo mismo conocer a un vecino del barrio que a alguien que se hizo una choza en la Antártida y vive allí hace 30 años.

Y aquí llegamos al punto... ¿qué se puede decir de seres que ni siquiera provienen de la Antártida sino de muchísimo más lejos?
La persona que pasa por una verdadera experiencia Ovni entra en un completo estado de shock. Es un shock que sólo los años van equilibrando. No hay que confundir a estas personas con aquellas que viven tratando de comunicarse con los E.T. Estamos hablando de la persona común que se topa con algo extraordinario. Los perseguidores de Ovnis ven Ovnis hasta en la sopa y no se trauman demasiado ya que, vean realmente un Ovni o no, están tan precargados de imágenes al respecto que de todas maneras proyectan sus contenidos sobre lo que están viendo, así que al final poco importa lo que haya sucedido en verdad.

La diferencia entre aquellos que han pasado por una experiencia Ovni real difiere profundamente de aquellos que pasaron por una experiencia real pero esperada, y sobre todo de aquellos que confundieron a un satélite con un Ovni.
Parte de las percepciones múltiples que ocurren en los segundos o minutos que dura la visión, suben a la consciencia gradualmente, en días, meses. Esas impresiones, al no ser producto de nuestro depósito de recuerdos, tienen esa frescura y la revolución de lo absolutamente nuevo.

Es un viento que por primera vez entra a nuestra casa.

Y una de esas impresiones es que ellos son inimaginablemente inteligentes y compasivos. Que es inútil que tratemos de imaginarnos la magnitud de sus mentes, de su tecnología, sus motivaciones, etc.
En todos los sentidos somos similares al canario enjaulado que ve pasar por la ventana, muy alto y muy lejos, a un jet.

Ante este hecho de la vida hay que ser muy humildes.

Es algo que nos coloca en nuestro verdadero lugar en el cosmos.





viernes, junio 10, 2016

El continente de las aguas




De regreso a Argentina luego de algunos años europeos uno siente los cambios sucedidos en una forma algo diferente a los que se quedaron viviéndolos gradualmente aquí.

En primer lugar – y como siempre ha pasado – uno nota esa cualidad caótica en comparación a Europa.  El orden y la estabilidad no están presentes en Argentina así como tampoco en el resto de Sudamérica - Chile pareciera estar saliéndose del molde, sin embargo.

Y luego, el verdor. Los árboles y el cielo. La exuberancia que produce la abundancia de agua en el continente más húmedo del mundo.
Los demás continentes lucen, al lado de Sudamérica, como más secos, más poblados, y con una geografía general menos espectacular. Digamos, nada se compara a los Himalayas, pero es que los Andes están muy cerca de esa cordillera madre. En algunos sitios, como en la Puna argentina, hasta se tiene el sentimiento del Tibet.

Sin embargo, nada, absolutamente, se compara ni cercanamente al Amazonas, ni al Río de la Plata, ni a las cataratas de Iguazú, etc.
Con el desierto más seco y muerto del mundo no muy lejos de la selva más grande y más viva que existe, y metido entre los dos océanos mayores, Sudamérica es realmente única en los aspectos relacionados al agua, que es la vida misma.

Y el agua también es el caos.

Quizás todo esto esté relacionado, y el caos y el agua y el verde y las historias que aquí se suceden sean finalmente todo y la misma cosa nomás.